Page 110 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
conocido a hombres de verdad, y no castrados milicianos. Dar patadas y berrear no las salvará...”.
“¡Sevillanos! No tengo que recomendaros ánimo, porque bien conocido tengo ya vuestro valor. Para terminar, os digo que a todo afeminado o invertido que lance alguna infamia o bulos alarmistas contra este movimiento nacional tan glorioso, lo matéis como a un perro”.39
Además de llamadas al asesinato puro y duro, Queipo de Llano hacía de paso una brutal invitación a la violación de mujeres, un aspecto que no ha sido tenido en cuenta en la amplísima literatura sobre la guerra civil. Pero lo que sí sabemos es que un criminal de guerra como Queipo de Llano era escuchado en todas partes por unos y otros. En tal contexto, la represión que vamos a estudiar es tan despiadada como perfectamente comprensible desde un punto de vista histórico. Lo que sería más difícil entender es que en la zona controlada por la República se hubiera atendido a llamamientos como el de Indalecio Prieto, en el justo momento en que había que hacerlos:
“(...) por muy fidedignas que sean las terribles y trágicas versiones de lo que haya ocurrido y esté ocurriendo en tierras dominadas por nuestros enemigos, aunque día a día nos lleguen agrupados, en montón, los nombres de camaradas, de amigos queridos, en quienes la adscripción a un ideal bastó como condena para sufrir una muerte alevosa, no imitéis esa conducta; os lo ruego, os lo suplico. Ante la crueldad ajena, la piedad vuestra; ante la sevicia ajena, vuestra clemencia; ante los excesos del enemigo, vuestra benevolencia generosa (...) ¡No los imitéis! Superarlos en vuestra conducta moral; superadlos en vuestra generosidad. Yo no os pido conste, que perdáis vigor en la lucha, ardor en la pelea. Pido pechos duros para el combate, duros, de acero, como se denominan algunas de las Milicias valientes; pechos de acero; pero corazones sensibles, capaces de estremecerse ante el dolor humano y de ser albergue de la piedad, tierno sentimiento, sin el cual parece que se pierde lo más esencial de la grandeza humana”.40
Este texto se publicó en El Socialista el 9 de agosto de 1936, cuando todavía el fenómeno del paseo aún no se había extendido en la retaguardia republicana. Desgraciadamente, la grandeza humana de Indalecio Prieto tuvo muy mala acogida. Sin salir de Elche y en el único semanario que entonces salía a la calle, El Obrero, Prieto fue contestado contundentemente seis días después:
39 Citas tomadas de GIBSON, I. (1986), Queipo de Llano. Sevilla, verano de 1936. Grijalbo, Madrid, págs. 175 y 181.
40 La cita en REIG TAPIA, Alberto (1984), Ideología e Historia: sobre la represión franquista en la guerra civil. Akal, Madrid, págs. 133 y 134.