Page 192 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
Es decir, una defensa a ultranza de la República liberal y democrática tal y como se concibió en 1931 y con los ideales clásicos de “Justicia, Libertad, Igualdad, Fraternidad...”, así como el rechazo de todo tipo de tiranías o estados totalitarios, en plural, incluyendo por omisión a la Unión Soviética. Igualmente, el rechazo ingenuo al “proselitismo partidista” cuando los propios partidos republicanos eran incapaces de superarlo. Otra muestra de ingenuidad, tal y como estaba Europa en los años de la guerra civil española, es el llamamiento de Ángel Bayolo “¡demócratas del mundo unios!” o el no menos ambicioso de un “Frente Antifascista Mundial”.
2) El rechazo implícito al comportamiento de otros grupos políticos, especialmente a los comunistas a los que, por lo visto, detestaban pero sin que llegaran a manifestarlo por escrito. Alusiones frecuentes al “infantilismo revolucionario” o la afirmación tajante de que “lo republicano es lo único revolucionario en España” o los republicanos como los primeros revolucionarios. Véase como ejemplo este comentario de Xuan Do Sil, otro de los columnistas habituales –y anónimos– del semanario:
“Según referencias que se desprenden de la Prensa diaria, se va a proceder a la organización de la masa infantil en nuestro país. La Organización propagada se deno- mina Federación Nacional de Pioneros; y aspira a recoger en su seno a toda la niñez
192 hispana (...). Nuestro cerebro, hijo y siervo de la Libertad, no puede admitir semejante monstruosidad. Y por eso dice: El someter a la niñez a la disciplina de una organiza- ción es un crimen (...). Nosotros pedimos la prohibición terminante de la organización de la infancia. Queremos para nuestros hijos libertad, no esclavitud (...). Niños sujetos a una disciplina... ¡Que monstruosidad! (Y no se nos empalague con ejemplos exte- riores). Los infantes, libres; los adultos, libres; el país, libre... Es nuestro credo. Es el credo de España”.19
Naturalmente, los pioneros eran comunistas y el empalago tenía que ver con la Unión Soviética. Hasta el número 83 (3 de julio de 1938: un poco más y termina la guerra sin que se atrevieran) no hay una crítica explícita al Partido Comunista en un suelto de una sección titulada “Cosas que pasan”:
“A alguno de los trece puntos acordados por nuestro Gobierno y aceptados por el Frente Popular (aunque con reservas por los comunistas) habrá que ponerle un es- trambote. Por ejemplo: que dice ‘la tierra para el que la trabaje’, se podrá añadir; ‘y sus frutos para el que pase por el camino”.
19 Adelante, 13 de febrero de 1938, n. 63. “Instantánea”, por Xuan do Sil (Antonio Agulló Soler).