Page 230 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
fuerzas políticas y sindicales pero excluyendo al Partido Comunista. Y, aunque cuesta entenderlo, la UGT renunciaba a formar parte de la Comisión Gestora con el argumento de que el Partido Socialista “encarnaba sus ideales”. Es verdad que los designados por el Partido Socialista serían a su vez militantes de la UGT, pero el asunto demuestra la subordinación absoluta del sindicato al partido y la ausencia de dirigentes sindicales capaces de dejarse oír. De aquella reunión salió el acuerdo para la constitución de la Comisión Gestora con la siguiente distribución: ocho socialistas, cuatro cenetistas, cuatro comunistas, dos representantes de Unión Republicana y uno de Izquierda Republicana. Un intento, pues, de hacer coincidir la fuerza de cada organización con su representación en el nuevo Ayuntamiento. Dicha Comisión Gestora se puso en marcha el 9 de noviembre de 1936 bajo la presidencia del socialista Juan Hernández Rizo.
Para los cuatro puestos asignados –primero en la Comisión Gestora y a partir de enero de 1937 en el Consejo Municipal–, la CNT utilizó a 12 de sus militantes más destacados, todos ellos hombres porque, al menos en el caso de Elche, también el anarquismo fue cosa exclusivamente de hombres.
Los anarquistas en el Ayuntamiento: “no zaherir a nadie”
Por tanto, a partir del 9 de noviembre de 1936 y hasta el final de la guerra, los 230 anarquistas ilicitanos se incorporaron, con todo lo que tiene de contradictorio con sus ideales, a la política activa, tanto en la Comisión Gestora como, posteriormente, en el Consejo Municipal. Si estudiamos las propuestas y las intervenciones de sus consejeros y teniendo en cuenta que, en teoría, era la organización con un carácter revolucionario más nítido, comprobaremos que cabe hablar más de colaboración leal con el resto de fuerzas políticas y no tanto de planteamientos revolucionarios. A lo largo de la guerra, la propuesta más radical que presentó un consejero de la CNT fue reivindicar una piscina. En tiempos de guerra, más que revolucionario, resulta más bien estrambótico. Y la única requisa que la CNT reclamó durante toda la guerra fue la de unas cabras de propiedad privada para mejorar el suministro de
leche. Nada, pues, del otro jueves.
Intentaron sin ningún éxito que no hubiera cargo político que cobrara más de
un sueldo. Planteado el asunto en varias ocasiones, la última palabra de la CNT fue retirar la cuestión “para no zaherir a nadie”. Se opusieron también, con el mismo resultado, a que los hospitales ilicitanos quedaran bajo la supervisión de Socorro Rojo Internacional porque temían que significaba en la práctica el control de la sanidad por parte del Partido Comunista. Puestos a participar en política, se quejaron amargamente cuando en la constitución del Consejo Municipal el 29 de enero de 1937 no recibieron la primera tenencia de alcaldía. Llegaron incluso a