Page 231 - Elche en guerra 1936-1939
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Los discursos políticos
abandonar un pleno pero acabaron participando en todos los organismos políticos que fue menester (Comisión de Abastos, Consejo de Economía Local, Comisión de Agricultura, Comité Local de Refugiados...). Incluso, por designación del ministro de justicia Juan García Oliver, acabarían haciendo suyo el Juzgado Municipal, lo que no deja de ser pintoresco: cenetistas que defendían el amor libre acababan validando todos los matrimonios que tuvieron lugar durante la guerra.
Probablemente la CNT local fue consciente de su condición de fuerza minoritaria en relación a socialistas y comunistas y de ahí su política de colaboración y no de confrontación. Denunciaron y se quejaron en innumerables ocasiones de los problemas de abastos, del intolerable enriquecimiento de algunos comerciantes, de los precios abusivos, del estado ruinoso de algunas escuelas, de la falta de higiene de los hospitales o de los escándalos que se producían en los cines. Denunciaron con nombres y apellidos en casos muy concretos (algún lechero, algún médico y poco más) y se preocuparon, como el resto de fuerzas políticas, de los refugios, de los incidentes que provocaban las colas en mercados y tiendas y hasta de la recogida de los perros. Pero en muy poco se diferenciaron, por ejemplo, del resto de consejeros municipales. Solamente en dos ocasiones y de manera sutil dieron rienda suelta a su obvio anticomunismo. La primera, con ocasión del nombramiento de Juan Negrín como presidente del gobierno en sustitución de Largo Caballero. La CNT puso en un brete al Partido Socialista cuando solicitó la adhesión del Consejo Municipal a la política seguida por el viejo dirigente socialista, como “genuina representación de la clase trabajadora española”. Socialistas, comunistas y republicanos del Consejo Municipal rechazaron la moción por “inoportuna”, pero para los socialistas ilicitanos, caballeristas desde siempre, no dejaba de ser un mal trago. En cambio, en el último mes de guerra, cuando el cenetista Mariano López pidió que se mandara un telegrama de adhesión incondicional a la Junta de Defensa Nacional una vez consumado el golpe de Casado, el Consejo Municipal aprobó por unanimidad la propuesta. El rechazo al PCE que la CNT había mantenido desde el principio era, a las puertas del final de la guerra, aceptado por todos.
Y respecto a los consejeros cenetistas, de los 12 que formaron parte de los Ayuntamientos de guerra, fue Mariano López Jiménez, responsable local tanto de la CNT como de la FAI, la voz más autorizada, al igual que Joaquín Lozano Charco, masón y anarquista, fue el intelectual que ofrecía conferencias sobre todo a las Juventudes Libertarias, con temas como análisis psicológico del hombre o el hombre y la cultura, todos ellos poco o nada relacionados con la contienda.
La CNT tan sólo organizó dos mítines durante toda la guerra, ambos en enero de 1937 y en el cine Kursaal, con intervenciones de anarquistas alicantinos como
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