Page 241 - Elche en guerra 1936-1939
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Los discursos políticos
Y cita al jefe del Estado, a los diputados, a los directores de banca, delegados y subdelegados, gobernadores civiles, alcaldes... Se queja además porque cobran entre 400 y 500 pesetas mensuales, cuando, como se ha visto en el caso de Elche, se daban casos de dirigentes que cobraban dos sueldos a la vez.
Como periódico anarquista, pueden encontrarse textos absolutamente contradictorios entre sí. Algún lío teórico había por ejemplo respecto a la pequeña propiedad. Unos creían que había que respetarla mientras otros abogaban por su desaparición. Para Manuel Puchol Picó, combatiente de la Columna de Hierro y militante tanto de la CNT como de la FAI ilicitana, la revolución social estaba siendo frenada:
“(...) No ha bastado que todo el pueblo se haya levantado contra su opresor al grito unánime de ¡Viva la revolución! para que esta fuese realizada con todas sus consecuencias. Conforme nos vamos acercando a la victoria se va frenando la revo- lución, queriendo echar por tierra cuanto haya hecho en materia revolucionaria. Se pretende apoyar al mayor enemigo de la clase trabajadora: el pequeño propietario. Se quiere revivir un estado social débil y caduco (...). Se trabaja intensamente por diezmar a los trabajadores que bajo las gloriosas sindicales U.G.T. y C.N.T. em- prendieron las tareas de la revolución y que poco a poco iban compenetrándose y queriéndose (...).
A ver cuándo se avergüenzan los pueblos y realizan la verdadera obra social, que se necesita para atender la guerra y ganar la batalla contra el fascismo. A ver cuándo se atreven a socializar los medios de producción y de consumo (...)
Sólo hace falta que cesen en los pueblos las luchas sociales y vayan hacia la constitución de los Municipios, a base del frente antifascista. Y que los Municipios lo dirijan y lo controlen todo. Que lo socialicen todo, absolutamente todo. La retaguardia tiene esa misión. Ese deber que no puede esquivar. Otra cosa supondría, sino (sic) el fracaso, porque no podemos fracasar, crear toda una serie de dificultades canallescas que son impropias de marxistas y anarquistas”.64
Una propuesta habitual entre los anarquistas: la dirección de la economía por las sindicales UGT-CNT y otra apuesta por un poder municipal soberano muy alejado de la realidad de la guerra. La referencia final a la coexistencia en paz y armonía entre anarquistas y marxistas no dejar de ser pura ficción.
Respecto a la misma cuestión, Un rebelde audaz, después de poner como ejemplo las experiencias anarquistas llevadas a cabo en Aragón con la abolición de
64 Ibídem, “De la retaguardia. Problemas de unidad sindical y de la Economía”, por Manuel Puchol.
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