Page 243 - Elche en guerra 1936-1939
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Los discursos políticos
visión más radical al respecto, absurda en realidad, la encontramos en un artículo firmado por J.R. Cebrián:
“(...) La escuela de hoy, no responde a la época en que vivimos, ya que aún se siembran odios dentro de ella, explicando al niño cuanto pasó a la historia y que sólo puede interesar al profesor, al catedrático, o al periodista que quiera hacer compara- ciones para ‘orientar’ a la opinión.
La historia, aritmética y gramática deben figurar en tercer plano, o sea para co- menzar en ellas la denominada clase superior, y sobre todo, el alimento reconstituyen- te no debe figurar en segundo plano, si se quiere evitar que la anemia nos arrebate a una gran cantidad de estas ‘flores’ en plena infancia (...).
Ni palmeta, ni mirada agria o colíricas (sic) debe usar el maestro de escuela (...)
El niño beve (sic) licores, cuando sólo precisa el agua o jugo de uvas cuando come.
Ingiere carne, y sólo precisa frutas. Come pescado y lo que necesita son ver- duras.
Se le da la ‘flor’ de la harina, y lo que debe comer es el cereal tal como lo entrega la tierra.
Demasiado visitante de cafés, cines, teatros de arte frívolo y cervecerías, pierde el tiempo que debió aprovechar en las orillas de los ríos o en las cumbres de las montañas.
Y cuando verdaderamente debía ser hombre es peor que una bestia en toda la extensión de la palabra (...)”.67
El mismo autor, después de arreglar el futuro de los niños, convirtiéndolos en vegetarianos por narices, se atrevió también a unas disquisiciones en materia sexual que dan una idea de un cierto puritanismo anarquista:
“(...) Desconociendo los sagrados y dignísimos servicios de maternidad, a que viene sólo y exclusiva nuestra hermana, se la trata como si fuese una simple criada, una esclava; pues nadie puede negar, que sus mamas, las que han de alimentar al ciu- dadano del mundo, al venir a él, antes fueron ultrajadas por las violentas o ‘inquietas’ manos del hombre. Y al ignorar para qué sirven las partes u órganos genitales de esa mujer, se sirven de ellos como simple pasatiempo, y en un estado de descomposición fuera de toda regla, una veces el miembro viril del varón, y otras los testículos feme- ninos y ovarios, que causan náuseas conocer tales hechos por ser asaz humillante y degradante para los dos.
67 Germinal, 18 de septiembre de 1937, n. 45. “Por una infancia sana. Lo que ignora el niño y debe saber”. Por J. R. Cebrián.
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