Page 239 - Elche en guerra 1936-1939
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Los discursos políticos
Abrir los ojos y los oídos, y cerrar la boca, para que la ‘quinta columna’ no se en- tere de las indiscreciones de más de cuatro inconscientes.
Suprimir el ‘señoritismo’, obligando a toda persona útil, de 15 años a 55, a produ- cir, terminando con toda clase de zánganos.
Registrar todo domicilio de personas dudosas a la causa que defendemos, con la seguridad de que encontraríamos algunas armas.
Desinfectar muchos pueblos, y aldeas, de fascistas agazapados aún tienen esperan- zas de su revancha.
Armar a toda persona de solvencia revolucionaria.
Limpiar los cementerios de todo objeto religioso, que aún siguen sembrando las beatas y los incautos.
Controlar toda población para saber con cuantos enemigos contamos entre noso- tros.
Depurar todas las instituciones y controlar los organismos revolucionarios.
Mientras exista el dinero, poner tasa a los sanguijuelas mercantiles, para que no nos chupen la sangre elevando los artículos de primera necesidad por las nubes.
Y no reconocer más leyes, que aquellas que tiendan a destruir el fascismo, y con- solidar la revolución”.59
Obligación de trabajar, por tanto, entre los 15 y los 55 años e iconoclastas hasta en los cementerios. Un rebelde audaz, quizá Joaquín Lozano Charco, uno de los colaboradores habituales del semanario, exponía una relación de los oficios a barrer para conseguir una sociedad sin propiedad individual y sin moneda que iría organizándose a través de magnas asambleas en las que habría además que aceptar la opinión de las mayorías. Bastante complicado, siendo optimista:
“Hay quien ha dicho que, estamos en guerra y no en revolución, y esto no es cierto (...).
Comenzamos ya a podar el centralismo castrador, ese poder absoluto de todos los gobiernos que hemos tenido la desgracia de padecer hasta el 19 de julio de 1936 (...).
Nosotros, los anarquistas, siempre hemos preconizado una sociedad basada en el respeto mutuo, donde todos sus componentes sean productores, donde quede abolida la propiedad individual y la moneda, si es que de veras queremos vivir en una socie- dad sin explotación y sin injusticias, pero tenemos que respetar las mayorías, y según los acuerdos de las magnas asambleas, acatarlos, de lo contrario nos impondríamos, y dejaríamos de ser libertarios (...).
59 Germinal, 21 de noviembre de 1936, n. 3. “En esta hora decisiva. Medidas revolucionarias que se deben tomar con toda urgencia”. Sin firma.
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