Page 272 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
El semanario muestra también un inmenso y continuado trabajo interno de las células comunistas, la tremenda fe en la victoria que sólo se transforma por la utilización de dos verbos diferentes: el primero es vencer y, cuando ya no había manera, simplemente resistir. Puede decirse que en Elche si se llegaron a construir una docena de refugios antiaéreos fue por la tenacidad del PCE que llegó incluso a movilizar a sus afiliados con los “Domingos rojos”, los “Consejos de Emulación” o las “Brigadas de Choque”. Se preocuparon también por cuestiones culturales, deportivas y patrimoniales como el estado del yacimiento de La Alcudia, el proyectado Museo de Elche o incluso el llamado chopo blanco e insistieron igualmente en la necesidad de reconvertir el arte burgués en un “arte proletario”. Por cierto, al Ministro de Instrucción Pública, el comunista Jesús Hernández se le llegó a llamar “un genio de la cultura”. Las mujeres participaron poco en el semanario –Gregoria Lozoya en varias ocasiones y colaboraciones puntuales de Josefina Escolano, Asunción Gomis o Zoila Zapata- y fueron los hombres los que hablaron de incorporar a las mujeres en la retaguardia y de que fueran perdiendo poco a poco sus “prejuicios pequeño- burgueses” que, por lo visto, los hombres habían superado sin mayores problemas. Se defendió siempre a los pequeños propietarios y a la pequeña burguesía a la que se califica como “clases vacilantes” y como “aliados circunstanciales” y se escribió bastante más de los problemas agrarios que de los relacionados con una ciudad industrial que además se había adecuado a las necesidades de la guerra. José Ruiz Quirant prestó un especial interés al tema del agua, comparando los 300 litros por habitante y día que recibía Madrid o los 160 litros de Alicante frente a los 8 litros que tenía Elche para cada uno de sus 60.000 habitantes. El semanario reconocía la importancia de las gestiones realizadas por el alcalde Juan Hernández Rizo al conseguir –agosto de 1937- 500 metros cúbicos más de agua procedente de Sax y unirla por tanto a la que procedía de Aspe y de La Alcoraya. El PCE propició y en Elche tuvo arraigo la Federación Provincial Campesina que permitió la militancia comunista de muchos pequeños propietarios rurales.
Las críticas a la religión, al Papa y a los obispos que bendecían a los sublevados son frecuentes también, con la única excepción de referencias a los “cristianos sinceros” sin que se diera indicaciones de dónde podían encontrarse. Al igual que la prensa cenetista, Elche Rojo critica abiertamente la continuidad de la prostitución (“ese desahogo fisiológico”) como una rémora del capitalismo pero sin embargo es más condescendiente respecto al tabaco, considerando prioritario que llegara a los frentes antes que a la retaguardia. El semanario prestó también apoyo incondicional a Socorro Rojo Internacional y planteó proyectos que no se llevaron a la realidad como una escuela marxista o una escuela de preparación militar.