Page 29 - Elche en guerra 1936-1939
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Introducción
agosto de 1936 el asesinato en forma de paseos o de sacas se iría imponiendo poco a poco en todas partes con la excepción frecuente de los pueblos más pequeños, pero siempre organizado desde la propia ciudad, como fenómeno cargado de localismo y con tantos mecanismos y modalidades como lugares en los que tuvo lugar. Si se estudia por ejemplo una provincia como la de Alicante, la represión es muy diferente en cada pueblo o ciudad y depende siempre de las decisiones tomadas por los partidos y sindicatos locales. Y los mismos partidos y sindicatos pueden actuar de manera totalmente diferente en función sobre todo de la actitud de los dirigentes locales. En otros casos, también éstos pudieron quedar al margen de un grupo de señores de la guerra que actuaran por libre sin que ninguna autoridad ni local ni provincial fuera capaz de contenerles. En el caso citado de Alicante, la figura del gobernador civil Francisco Valdés Casas, frente al juicio injusto de que la mayoría de gobernadores civiles republicanos del verano de 1936 fueron poco menos que unos inútiles,36 fue la de un hombre que hizo todo lo que estuvo en su mano para que la persecución y encarcelamiento de los enemigos de la República se hiciera respetando la más escrupulosa legalidad. Resulta evidente que no lo consiguió en la medida en que se produjeron en toda la provincia 662 víctimas como consecuencia de paseos y sacas e, incluso, hasta seis casos más de linchamientos, pero la prensa alicantina refleja meridianamente su tesón por evitar estos sucesos.
A diferencia de la violencia propugnada y explicitada desde la radio y periódicos rebeldes, la represión en territorio republicano se hizo de la forma más discreta posible, con la excepción de la represión legal de los Tribunales Populares, a los que sí se les concedió la máxima publicidad en los periódicos. Siguiendo el ejemplo propuesto, la prensa alicantina tan sólo anunció la aparición de los primeros cadáveres en cunetas de carreteras el 12 de agosto de 1936 pero por primera y última vez. A partir de ese momento y pensamos que por la intervención del propio gobernador civil, la prensa silenciaría los asesinatos que tendrían lugar fundamentalmente entre agosto y diciembre de 1936. Es verdad que el mimetismo fue la norma y que se empezó a matar en la medida en que estaba sucediendo en todas partes, pero pensamos que el efecto contagio pudo ser
36 ARÓSTEGUI, Julio (2006), Por qué el 18 de julio... Y después. Flor del Viento, Barcelona. Sin duda, uno de los mejores libros recientes para una reflexión en profundidad sobre una “acción disparatada” como el 18 de julio. Aróstegui se refiere a que la actuación de los gobernadores civiles de las provincias fue en general “lamentable” y que un periódico como El Socialista los calificaría como un “conjunto de ineptos” (pág. 91). El caso del gobernador civil de Alicante Francisco Valdés Casas nos parece, por el contrario, un ejemplo de rectitud, competencia y coraje.
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