Page 377 - Elche en guerra 1936-1939
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Los discursos políticos
1939, llegando a ser primer teniente de alcalde en febrero de ese año. Serrano Tremiño participó igualmente en el Comité Agrícola Local del Frente Popular y en el Consejo Local de Primera Enseñanza, de ahí su preocupación en las semanas finales de la contienda por la puesta en marcha de comedores infantiles. En definitiva, demasiadas personas y muy poco tiempo en los cargos ocupados. Respecto a las mujeres, fueron utilizadas, como en el caso del Partido Comunista, cuando no quedó más remedio por la incorporación a los frentes de los consejeros. Y da la impresión por una parte que desde el Grupo Femenino Socialista no se pidió mayor participación que la que la Agrupación estaba dispuesta a conceder y, por otra, que tampoco debía haber la suficiente militancia femenina como para poder exigir algo más. En cualquier caso, la experiencia de la guerra civil fue una pica en Flandes porque jamás una mujer había tenido acceso a la vida política activa, al menos en cargos de responsabilidad. Habría que esperar nada menos que 40 años más para que la experiencia se repitiera.
Desde el punto de vista de las iniciativas políticas de los socialistas durante la guerra, llama la atención que se notara más bien poco la hegemonía de la que nominalmente gozaron desde el principio hasta el final, hegemonía que por lo demás no fue puesta en cuestión en ningún momento por las demás fuerzas políticas y sindicales. Gozaron de mayoría con el ayuntamiento republicano socialista entre julio y noviembre de 1936 y tanto con la Gestora –noviembre de 1936 a enero de 1937– como con el Consejo Municipal –desde enero de 1937 hasta el final– ocuparon ocho puesto frente a los cuatro del PCE, cuatro de la CNT, dos de UR y uno de IR. Con la excepción del PCE, con el que no se pasó de una convivencia más incómoda que cordial, hubo un considerable consenso entre el conjunto de fuerzas presentes tanto en el Ayuntamiento como en el Frente Popular. Como hemos señalado, la ciudad fue escrupulosamente fiel a los tres gobiernos de guerra –Giral, Largo Caballero y Negrín– y eso permitió que se tuviera más en cuenta a Elche que a otras ciudades más díscolas como Alcoy a la hora de poner en marcha, por ejemplo, fábricas de guerra. Los socialistas ilicitanos supieron aparcar sus diferencias y los planteamientos caballeristas se mantuvieron hasta el mismo día en que Largo Caballero fue defenestrado de la Presidencia del Gobierno. Hemos hecho referencia también a cómo la CNT trató de defender la gestión de Largo Caballero en mayo de 1937 y los socialistas ilicitanos en cambio abandonaron de manera inmediata al que había sido su líder indiscutible desde los inicios de la II República. Las circunstancias de la guerra y la dispersión de los líderes locales –Manuel Rodríguez, Ginés Ganga, Antonio Asencio Lozano, Antonio Cañizares Penalva...– impidió un debate interno, de tal manera que quienes se mantuvieron en la retaguardia se limitaron a intentar resolver las dificultades del día a día, pero sin que hubiera proyectos políticos para afrontar una guerra que al principio se pensaba iba a ser corta y con victoria segura y que en pocos meses se
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