Page 414 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
El ejército que hoy combate ha dejado de ser un Ejército de resistencia, para con- vertirse en el de la ofensiva, ya que no somos aquellas Milicias que el 7 de noviembre se esforzaban por resistir el ataque arrollador del fascismo por los frentes de Madrid; hoy somos ya el Ejército Regular de la República, que con una fuerza combativa insupera- ble inicia los ataques, consigue los objetivos que el Mando señala y resiste después el contraataque sin perder un solo palmo de terreno conquistado (...).
Unos días tan solo de estancia en nuestro pueblo, me han bastado para comprobar, al mismo tiempo que de paso por otras poblaciones, que la moral de la retaguardia no es la misma que la del soldado que lucha en las trincheras; la encuentro decaída, quizás por lo de Málaga, quizás por no vivir la guerra tan de cerca como nosotros, pero ni una cosa ni otra puede ser motivo para que esa moral decaiga, y es que hay que tener en cuenta que la guerra es eso, hoy un tropiezo, mañana una victoria, y si el fascismo por lo que fuere, convencido de que en Madrid no ha de entrar nunca, busca otros objetivos más fáciles de conseguir, para justificar precisamente esa derrota que ante este heroico Ma- drid está sufriendo, hemos de tener en cuenta que lo interesante es alejarle cuanto más se pueda de la capital, ya que una vez conseguido esto, veremos cuán fácil y rápido es al Gobierno y al Ejército Republicano conquistar Huesca, Oviedo, Toledo y otras tantas capitales que están poco menos que sitiadas (...).
Nosotros solo pensamos en VENCER, VENCER Y VENCER”.248
Sin embargo, el semanario recoge multitud de esfuerzos individuales y colectivos a través de colectas en las que incluso participan desafectos notorios e, incluso, los presos políticos encarcelados en el palacio de Altamira. Una muestra muy habitual de solidaridad con los combatientes es la de entregar una parte del salario:
“Sociedad de Dependientes de Comercio, Industria, Banca y Oficinas en general.
El miércoles de la presente semana, se reunió en Asamblea General extraordina- ria esta entidad (...). Por unanimidad acordó la Asamblea, que todos los empleados de oficinas abonen el diez por ciento del importe de su sueldo para el fondo de los Hospitales de Sangre y Milicias Antifascistas (...). El importe del diez por ciento será descontado por el Control de la respectiva fábrica o despacho, cuya cantidad se entre- gará al Depositario de la Sociedad”.249
En cambio, al problema de la ingente cantidad de refugiados establecidos en la ciudad, uno de los más serios de la retaguardia, se le dedicó muy poca atención. En el texto que aparece a continuación se cita la cifra de 2.000 y, como hemos
248 El Obrero, 28 de febrero de 1937, n. 544. “¡La moral de la victoria!”. Por Manuel Arabid, frente de Carabanchel.
249 El Obrero, 11 de octubre de 1936, n. 524. Sin firma.
 























































































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