Page 413 - Elche en guerra 1936-1939
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Los discursos políticos
la victoria militar y puede aniquilar para siempre el fascismo, destruyendo su base económica e iniciando la edificación de una nueva España social y política. Sin salirse de la ley que dispone de medios para trazar las directrices de la nueva legalidad anti- fascista. Y así, sólo así, es como habremos ganado la guerra”.246
A pesar del indudable esfuerzo colectivo que se hizo en la ciudad para aportar tanto combatientes como producción destinada a los frentes de guerra, un argumento que se puede encontrar con frecuencia en El Obrero es el que venía a señalar que en la retaguardia no se vivía la guerra. Téngase en cuenta que, según los datos ofrecidos por el propio semanario, el 8 de noviembre de 1936 se calculaban en 3.000 los combatientes y, el 22 de noviembre del primer año de guerra, con la movilización ordenada por el Gobierno para los varones entre 20 y 40 años se calculaba en 6.000 el número de combatientes que aportaría la ciudad de Elche. Sin embargo, veamos las impresiones de dos significados dirigentes socialistas locales cuando volvieron a Elche después de varios meses en el frente de Carabanchel (Antonio Asencio Lozano y Manuel Arabid Cantós):
“Visitar las ciudades de la retaguardia, aprovechando algunos de los breves momentos que la tranquilidad de los frentes nos permiten, es sufrir una enorme decepción. La vida intensa y agitada de las trincheras, al estar algún tiempo alejados de lo que antes de la gue- rra constituía nuestro ambiente cotidiano, es formarnos una nueva concepción del mundo (...) El combatiente, hecho a las preocupaciones de las trincheras, con la obsesión fija en los movimientos del enemigo, que por cualquier circunstancia tiene que desplazarse unos momentos a las poblaciones alejadas de los frentes, llega, al visitarlas, asombrado ante la normalidad de sus movimientos y de su vida, a esta conclusión: En la retaguardia aun no se vive la guerra. La acción de los pueblos, la apatía y la desgana que se diluye alrededor de la mesa de cualquier café, aun no ha tenido la guerra la virtud de hacerlos desaparecer. No se ha conseguido, a pesar de los cinco meses de acción guerrera que en España arrastramos, formar ese ambiente, condensar esos esfuerzos unánimes y decididos de todas las iniciativas ciudadanas puestas a su contribución para que la guerra triunfe. Para triunfar en esta cruza- da que contra el fascismo tenemos emprendida, precisamos de una acción conjunta, de un esfuerzo íntimamente compenetrado entre la vanguardia y la retaguardia que haga que todas las voluntades de la nación se hallen pendientes de ese afán: Vencer en la guerra (..)”.247
“¡La moral de la victoria! Esta es la frase que en los momentos actuales se oye en los labios de cada combatiente, frase que late en el corazón de todo soldado disci- plinado: ‘La moral de la victoria’.
246 El Obrero, 11 de octubre de 1936, n. 524. “Pasquines de hoy. Ganar la guerra”. Sin firma.
247 El Obrero, 10 de enero de 1937, n. 537. “Apuntes de vanguardia. En la retaguardia aún no se vive
la guerra”. Por Antonio Asencio Lozano.
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