Page 99 - Elche en guerra 1936-1939
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Panorámica general de una ciudad en guerra
Ramos Folqués hacía referencia también en su informe que unas 5.000 estaban siendo explotadas colectivamente por el Sindicato del Ramo de la Agricultura de la CNT y las tahúllas restantes por aparceros y arrendatarios. Además se mencionaba a otros propietarios incautados por el Sindicato del Ramo de la Agricultura y por los sindicatos cenetistas de oficios varios de Torrellano y Balsares.
El informe coincide en líneas generales con los datos que proporciona Vicente Ramos:
“En el término de Elche, fueron incautadas 231 fincas, pertenecientes a 75 propietarios, con una superficie total de 34.906 tahúllas, de las que 27.361 eran de cultivo. Es decir, el 10 por ciento aproximadamente de todo el término.
En régimen colectivista, se explotaron unas 6.400 tahúllas por el “Sindicato del Ramo de la Agricultura de Elche” (CNT); unas 4.000, a cargo de otro grupo confederal de la partida de Balsares; alrededor de 3.000, por “El Porvenir” de Torrellano, y las restantes 13.961 fueron trabajadas individualmente en arrendamiento y aparcería por 261 labradores”.23
En el caso de Elche, de un total de 125 víctimas como resultado de la represión de guerra, sólo en diez casos se trató de personas que habían sido declaradas desafectas al régimen legalmente constituido.24
En definitiva, las incautaciones tanto rústicas como urbanas afectaron a un grupo muy reducido de propietarios y la mayor cantidad de propiedades pertenecían a familias nobiliarias o a personas que habían huido de la ciudad. Lo que hubo, por tanto, de revolución efectiva fue, como se ha podido apreciar, muy ponderada al menos en el número de personas a las que les fueron arrebatadas sus propiedades. Sin embargo, la lectura de las actas municipales refleja una notoria impotencia organizativa para atender las necesidades básicas de los ciudadanos. Ni siquiera podemos hablar de una mínima racionalización de los abastecimientos. Las actas son un rosario de quejas, denuncias y anomalías que no hicieron sino acumularse conforme avanzaba la guerra. Los ejemplos son innumerables. Las colas para acceder a productos de primera necesidad, los precios considerados abusivos, los productos que se denunciaban “sólo” faltaban en Elche –la comparación recurrente con la ciudad de Alicante–, las ventas sin autorización, el pan en malas condiciones, la falta de pescado o de
23 RAMOS, op. cit., vol. I, pág. 249.
24 Además de los tres casos citados anteriormente, fueron consideradas desafectos y a la vez
asesinados los siguientes: Vicente Antón Selva, Arístides Botella López, Eduardo Ferrández García, Jaime Pomares Javaloyes, Gabriel Ruiz Chorro, Juan Sansano Ibarra y Carmelo Serrano García.
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