Page 35 - Riegos El Progreso
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   Hidroeléctrica, en vez de por ésta. Pero lo que sí sabemos por las actas de la Junta Directiva es el calvario que la Sociedad iba a padecer en los siguientes años por interrupciones del fluido o por desavenencias con La Electromotora por las facturas a pagar. No podemos saber qué hubiera ocurrido si la opción hubiera sido otra, pero es difícil imaginar que hubiera ido peor.
También en 9 se alcanzó hasta entonces la mayor recaudación: 0.9, pesetas y los mayores beneficios: 17.897,17 pesetas, si bien la venta de agua en La Marina y el Molar alcanzó en ese año cifras bien modestas: entre .000 y .000 pesetas mensuales (6., pesetas fue la venta anual de agua) . La Sociedad seguía sin tener un local propio capaz de celebrar la Junta General anual de accionistas. En este año y en los siguientes se celebraron en el teatro Kursaal.
Durante 9 se produjeron importantes novedades en la empresa. En primer lugar, la dimisión de su director técnico Ernesto Martínez Riviere como director técnico el 23 de enero. Y se marchaba –aunque no definitivamente como veremos– amargamente:
“Tengo el honor de poner en conocimiento de la Junta Directiva de su digna presidencia, que habiendo llegado hasta mí los rumores propalados por algunos individuos de esa sociedad; los cuales muy injustamente lastiman mi dignidad profesional; Presento mi dimisión del cargo que he venido desempeñando, consignando mi más enérgica protesta y reservándome el derecho de justificar en su día y por escrito mi acierto y rectitud en todos mis actos, en esa sociedad. Dios guarde... Elche 23 de enero de 1912”.
Efectivamente, Martínez Riviere comprobó la falta de confianza tanto de la Junta Directiva como de la Comisión Gestora en su capacidad técnica y decidió abandonar. En los meses siguientes se produciría además un desagradable debate acerca de la cantidad –unas .000 pesetas– que la Sociedad debía abonarle a manera de liquidación. No era desde luego el final que merecía seis años después de la puesta en marcha de una empresa que se creó gracias esencialmente a su empeño. La dimisión fue inmediatamente aceptada y se buscó un sustituto: el arquitecto municipal Pedro Leon Navarro que se encargaría de la revisión de las obras y del que muy pronto habría quejas por los honorarios que reclamaba por sus visitas a las obras. En la Junta Directiva extraordinaria celebrada el  de julio el Presidente Andrés Gomis Alonso presentaba su dimisión con carácter irrevocable alegando lo avanzado de su edad, dimisión que no fue aceptada por la Junta Directiva. Se le convenció para que retomara la presidencia y efectivamente así fue hasta su muerte, a finales de septiembre de 1912. Su legado, pues, fue el de haber gestionado con eficacia la puesta en marcha de una empresa que, seis años después de su constitución, era una de las más importantes de la ciudad de Elche en la medida en que transformó extraordinariamente su paisaje

 




























































































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