Page 77 - Riegos El Progreso
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   Salto de Tedelche hubiera proporcionado peores o mejores resultados. En cualquier caso, sin la producción propia de fuerza motriz, creemos que El Progreso difícilmente hubiera cumplido cien años de vida.
Como puede apreciarse en la tabla de venta de agua que incluimos a continuación, el año 1923 significó un punto de inflexión para la empresa. El Consejo de Administración presidido en aquel año por Carmelo Serrano García contempló una cuantiosa pérdida de ingresos motivada por la doble competencia de Riegos de Levante y de Riegos El Porvenir de La Marina. Si en los tres primeros años de la década los ingresos fueron creciendo hasta alcanzar las 0.06 pesetas de 9, el año 9 fue, con diferencia, el peor año de la trayectoria seguida por El Progreso: el agua vendida en La Marina fue la quinta parte del año anterior y el agua vendida en el Canal casi cuatro veces menos, llegándose a una cifra total de ventas por valor de . pesetas. Habría que esperar hasta 9 para superar la cifra de venta de agua del año 9.
El inicio, pues, de la dictadura de Primo de Rivera coincidió con un largo calvario para la empresa. A lo largo de 9 se contemplaron dos proposiciones para la cuestión de la fuerza motriz. La de La Electromotora Equitativa y una oferta recibida por el empresario José María Camps. Ambas sólo aseguraban pérdidas seguras para la empresa por lo que fueron desechadas, con el problema añadido de no tener soluciones alternativas. No es extraño que a principios de ese año el Presidente del Consejo de Administración planteara su dimisión alegando motivos profesionales, pero cabe argumentar que el doctor Serrano García contemplara a El Progreso como un enfermo condenado a una muerte lenta pero inevitable. En ese mismo año, el 0 de junio una nueva Junta General aprobó la creación de una Comisión para resolver el problema eterno del fluido en vista de que La Electromotora seguía ofreciendo un servicio caro y muy deficiente. Formaron dicha Comisión, José Gómez Valdivia, Antonio Antón Román y Sebastián Maciá Martínez por citar sólo a los miembros más relevantes. La Comisión se creó además con el voto en contra de los representantes alicantinos del accionariado como Antonio Rico, Juan Limiñana y Andrés Ruiz Baile. Las dificultades financieras por las que atravesaba El Progreso probablemente condujeron a un rápido abandono por parte de accionistas que entendieron que, ante la competencia, no merecía la pena continuar. Por ejemplo, Jaime Antón Martínez de Alicante pasó de 0 acciones en 9 a ninguna en 9, el ilicitano José Quiles Agulló de  a ninguna, la alicantina Concepción Selva Selva de ocho a ninguna, el antiguo consejero de la empresa, el también alicantino Antonio de Paula Ramírez Alonso de siete a ninguna o, el caso más llamativo, el del ilicitano Pedro Quiles Boix que pasó de 9 acciones en 9 a ninguna en 9. Otros alicantinos como Antonio Rico Cabot o el ingeniero Antonio Sanchis Pujalte siguieron siendo accionistas algunos años más.
La alternativa al problema del fluido se solucionó el 2 de septiembre de 1924 con la firma de un contrato de suministro con la Sociedad Eléctrica de Los Almadenes,

 





























































































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