Page 160 - La revista musical y las variedades en Elche
P. 160

libro de la revistas madrileñas, que recordaban los espectáculos de atracciones preferidos en Barcelona. En Madrid se presentaron en El Coliseum, en junio de 1942, también con gran éxito como en el resto de España.46
El italiano Gustavo Re se integró después a la compañía; se instalaron defini- tivamente en España (Franz Joham tomaría la nacionalidad española en 1949), y vendrían: Luces de Viena (1943), que sobrepasó las 1000 representaciones; Viena es así (1946), las 800; Melodías del Danubio, las 1500, y a finales de 1946 estre- naron un nuevo tipo de espectáculo de cine y música escenificada, Soñando con música, y posteriormente Música para ti, y otras que como El Carrusel vienés, ya en 1952, con coreografía de Gisa Geert y la primera vedette Irene d´Astrea, que harían decir a Ángel Zúñiga: “el gesto simpático de la vedette que sabe hacer una grácil reverencia o una sonrisa que ilumina la escena; la canción de Schubert, que tejen unas bailarinas con los bolillos de sus pies; o el can-can desenfrenado, que recuerda a Offenbach y suena a taponazo de champaña en Maxim´s. El encanto de la revista se hace entonces indescriptible y está en la gracia de un detalle que pone la nota de colorido. La revista es así; todo está calculado, pero todo depende de los eternos imponderables” (Zúñiga: 1949, 175).
Ya en 1957, los días 23 y 24 de octubre, la compañía de operetas Los Vie- neses presentó en el Teatro Principal de Alicante el espectáculo de variedades Campanas de Viena, de Franz Joham y Arthur Kaps (Información, 23-X-57).
La crítica a esta obra advertía: “Espectáculo de buen tono, aunque de discreta calidad: la mayoría de los números y de los chistes escenificados ya eran conocidos. Una compañía de merecido reconocimiento no puede vivir de las rentas. Es necesaria una renovación” (J. en Información, 24-X-57).
Los vieneses, como otros grupos que vinieron a España en esos años por idénticas circunstancias, huyendo de la Europa controlada por la Alemania nazi, como Eugenio Testa y Miriam Kleckowa (con los que venía Gustavo Re), o la compañía de Scala de Berlín dirigida por Duisberg, aportaron tras la guerra civil española un tipo de espectáculo que para la censura no tenía elementos de inmoralidad, ni siquiera en “sus desvestidos”, y en ningún momento eran desvergonzados, hallándose exentos de chistes de gusto bajuno.47 Obras todas, en su estructura, también carentes de hilo argumental.
El músico Curt Doorlay y la vedette Trudi Bora, con la que formaba pareja, vinieron a España y en 1941 dieron a conocer Rápido Internacional, donde ella
ABC, de Madrid, 31-V-1942, p.10.
El Correo Catalán, 30-IX-1944, p. 3; refiriéndose al estreno de, La época alegre (1944), en el teatro Romea.
 46 47
160

























































































   158   159   160   161   162