Page 40 - La revista musical y las variedades en Elche
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Promotores de compañías
También protagonizan el espectáculo de la revista los promotores de las compañías, con su trabajo, que figuran normalmente en las carteleras y en los programas de este género bajo la denominación de empresarios.
En provincias, aunque fueran ciudades importantes, podía darse el caso de que una compañía se presentara con un elenco artístico distinto al que había representado la misma obra en Madrid. De hecho era algo frecuente y las com- pañías cambiaban en ocasiones las principales figuras, dependiendo de donde actuaban, como puede verse en la cartelera aquí presentada.
La revista musical española ha estado siempre organizada por empresa- rios que formaban compañías especializadas, muchas veces titulares de un determinado teatro, generalmente de Madrid, Barcelona, Valencia y Zarago- za; ciudades éstas con mayor tradición en el género de la revista. Algunos empresarios como Colsada tenían en ruta varias compañías distribuidas por la geografía española.
Al acabar la guerra española se unieron empresarios y compositores, como es el caso de Juan José Cadenas y el maestro Jacinto Guerrero; fueron varios los músicos que formaron sus propias compañías, como el maestro Cabrera e innumerables los actores que probaron fortuna en el mundo de la empresa como Trudi Bora, Alfonso del Real que llegó a arruinarse, Celia Gámez, Mary Be- goña, Maruja Tomás, Tony Leblanc, Zori-Santos y Codeso, y más tarde Addy Ventura, Lina Morgan y muchos más.
Entre todos ellos, indiscutibles como empresarios y dueños de teatros, fueron el autor José Muñoz Román, Colsada y posteriormente la actriz Lina Morgan.
Las compañías iniciaban la temporada teatral entre los meses de septiembre y octubre, hasta finales de junio, y en ciudades como Madrid o Barcelona po- dían permanecer en cartel durante meses si la revista que presentaban tenía el favor del público. Otros momentos de estrenos eran el mes de enero, el Sábado de Gloria o el Domingo de Resurrección, después de un descanso que las com- pañías se tomaban aprovechando la cuaresma, durante la que se suspendían las representaciones teatrales y la vida de ocio en el país.
Solían hacer dos funciones diarias, de tarde y noche, y si la compañía era de repertorio podía cambiar de función, mostrando varias revistas en pocos días.
En Elche tuvimos que conformarnos con lo que los empresarios nos ofre- cían, que no fue poco comparado con la cartelera del principal teatro de la capital, si bien entre 1965 y 1975, un decenio de auténtico glamour teatral: “los
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