Page 113 - Agua, Tierra y Capital
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mediterránea. No obstante, el asincronismo entre industria y agricultura, e incluso la ambigüedad de esa economía y sociedad dual, en la que coexisten la tradición y la contemporanidad,357 hace de Elche un caso paradigmático en la teoría de Jordi Nadal en cuanto al fracaso de la Revolución Industrial en España.
Si rastreamos en la historia local encontraremos una tradición empresarial arraigada en la ciudad desde la segunda mitad del siglo XVII que se prolonga has- ta los años finales del setecientos. Como hemos visto en los epígrafes anteriores, ni las prácticas capitalistas, ni la producción destinada al mercado internacional son fenómenos ajenos als ciutatans de la vila, por ello, si como mantiene Berg, las transformaciones de Inglaterra en siglo XVIII no repercutieron hasta los años cuarenta del ochocientos358, no nos faltarían motivos para asociar de algún modo la bonanza protoindustrial del jabón, -también del siglo XVIII-, los textiles y el aceite con el desarrollo de la industria alpargatera a partir de 1884. El problema de esta hipótesis es que carecemos de un hilo conductor entre ambas actividades a través del capital, y sobre todo, de las familias, ya que las oligarquías urbanas de la ciudad se renuevan radicalmente en los primeros años del siglo XIX. Solo nos quedaría apelar a un zócalo cultural propio, que, más allá de las actividades predominantes de la agricultura no pierde el horizonte de la industria como una actividad deseable por su rentabilidad e incluso prestigio social.
Al margen de los modelos más centrados en la tecnificación de Landes, en la revolución agrícola o en el crecimiento del consumo o la renta per cápita, la base de la industrialización ilicitana sigue los criterios clásicos de Adam Smith, de nueva organización y especialización del trabajo, al margen de los niveles de tecnificación o inversión de capital, la transformación del modo de producción tienen lugar en Elche porque las oligarquías serán capaces de organizar el trabajo de grupos de arte- sanos bajo una misma dirección productiva –a domicilio o bajo una misma infraes- tructura de taller o fabril- que encontrará una respuesta favorable en el mercado exterior a través del ferrocarril. Este primer proceso, será reproducido con éxito por muchos miembros de los estratos medios y altos de la sociedad, que constituirán, en apenas una década, la clase social dominante de industriales, els fabricants.
Es en estos momentos, cuando Elche se incluya en los mecanismos mercantiles internacionales, cuando esa nueva burguesía y su proletariado construyan la contemporaneidad. Como reproduce un periódico de Alicante, la poderosa iniciativa de los ilicitanos en establecer la industria alpargatera cuyos productos son socializados en las provincias de España y en muchos puntos de las repúblicas
357 NADAL, Jordi.: El fracaso de la Revolución... op, cit. p. 24.
358 BERG. Maxine.: La era de las manufacturas... op. cit. p. 56.
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