Page 17 - Agua, Tierra y Capital
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las inundaciones y la falta de inversión seguirán lastrando el desarrollo de la agricultura que nunca alcanzará la prosperidad de otros tiempos.
No obstante, a mediados de los años ochenta, Elche inicia un proceso revo- lucionario que desembocará con la construcción de una ciudad nueva. Aunque la oportunidad de negocio que había abierto la filoxera en Francia es efímera, a finales de los ochenta, la agricultura ilicitana recibe una estocada definitiva: la decepción del mercado exterior. Esta es la coyuntura de la que surge una nueva respuesta a un problema crónico del campo, la industria alpargatera, un sector que trasforma las bases estructurales de la ciudad, sobre todo gracias a la llegada del ferrocarril en 1884, El Centro Obrero Ilicitano en 1885, la Caja de Ahorros, en 1886, y la electrificación, en 1890, entre otros avances.
La nueva sintaxis de los tres sectores, la agricultura, la industria y el comer- cio, será la clave del cambio de sociedad: aunque la agricultura pierde prota- gonismo, no dejará de ser una actividad fundamental porque, al fin y al cabo, genera el capital inicial en la industria. ¿Serán los transitorios, pero nada des- preciables beneficios de la exportación de vid ilicitana a Francia y sus colonias, la que clave del capital inicial para la primera industria del calzado? ¿Aportará la llegada del ferrocarril la chispa que necesitaban las oligarquías locales para lanzarse a la producción de alpargatas en un mercado nacional, merced a la nueva vía de comunicación terrestre, que liberaba el comercio de la burocracia portuaria de Alicante?
A continuación intentaremos dar respuestas a estas dos grandes preguntas adentrándonos en el análisis de cada una de las bases estructurales a las que nos hemos referido.
2.1. La agricultura
Elche no es sólo una ciudad. Se presenta ante el observador como un terri- torio, por ello, la idea de ciudad dispersa compite con la de un ager extenso que coloniza el espacio urbano.
A primera vista del historiador, el pasado hispoanárabe determina la duali- dad agraria y urbana. Elche posee un gran término municipal ocupado por di- versos núcleos de población, las partidas rurales a modo de antiguas alquerías. Pero más allá de la dualidad entre agro y ciudad, dentro de las fronteras muni- cipales, se pueden observar cuatro unidades agrarias y agrícolas diferenciadas que interactúan entre sí para construir la agricultura ilicitana: el espacio urbano y sus huertas, los campos de cultivo en todo su término, las partidas rurales, que actúan como pequeños núcleos de población rural y el espacio de los re-
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