Page 19 - Agua, Tierra y Capital
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Es decir, sin llegar a ser una estructura de minifundios, la propiedad de la tierra en Elche se encuentra relativamente repartida. De un total de 5.296 propieta- rios, casi la mitad, esos 2.717, detenta más del 50% del total del agro ilicitano. El acta de la reunión nos da los nombres de todos aquellos propietarios, pero sobre todo, de los más acaudalados, es decir, de la oligarquía. Según Antonio Rodes, entre 1878 y 1896, la cifra total de propietarios crece de 4.497, a 5.016, y el porcentaje de los pequeños propietarios, los que aportaban una cuota de contribución rústica de 0 a 30 pesetas anuales, prácticamente se mantiene en el periodo citado. Por otra parte, las cifras de los de los mayores contribuyentes, los de más de 1000 pesetas anuales, disminuye. Es decir, en los últimos años del siglo, la propiedad de la tierra tiende a fragmentarse, a hacerse cada vez más pequeña, en detrimento de los medianos y grandes propietarios.5
Otro asunto diferente es la importancia cualitativa de estas tierras, estrecha- mente ligada a la capacidad de regadío y la calidad del suelo, en una geografía muy afectada por eriales, pedregales, propia de un paisaje de bad lands- y tie- rras salitrosas-saladares- y ganadas –desecadas a principios del siglo XIX- a antiguas zonas lacustres del sur del término. En síntesis, la geografía agraria del territorio ilicitano se puede dividir en seis grandes unidades paisajísticas:
La franja norte, la sierra, de suelos pobres, fuertemente erosionados por procesos de lixiviación;
El cuadrante Oeste, en la margen derecha del río, el antiguo magram, tierras de secano, a las que no llega el sistema de regadíos;
El del Este, desde la partida de Altabix hasta el límite con Alicante, de tie- rras deficientemente irrigadas y de mala calidad;
El cinturón de huertos que rodea y todavía en estos años se confunde con el espacio de la ciudad, tierras de huertas de regadío, de buena calidad, y las más caras debido a la rentabilidad que suponía la proximidad del centro urbano y la estación de ferrocarril;
El sur del término, dividido en dos grandes áreas muy distintas, la más fértil, y representativa de lo que hoy se denomina camp d’Elx, identificado con las tierras fértiles de las partidas rurales de Matola, El Derramador, Maitino o Alzabares;
Y por último, la franja más próxima a la desembocadura del Vinalopó y la costa, muchos menos rentables, con suelos de alto contenido en sal (saladares),
RODES, Antonio.: La comanditaria, 1884-1910, Ajuntament d’Elx, 1998. pp. 11-12. 19
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