Page 204 - Agua, Tierra y Capital
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partida rural en 1894. Algo similar ocurre en la partida rural de San Francisco de Así, que, a pesar de la citada petición de 1887, encabezada por el párroco y buena parte de sus habitantes, no figura en la estadística de 1902.
La influencia del trabajo infantil es apreciable en los datos relativos a la edad de escolarización, de los dos grandes grupos de edades que maneja la enseñanza primaria, de 6 a 9 años y mayores de 9 años según la Ley Moyano. En la ciudad, la escolarización del primer grupo era del 77,9 % frente al 22,1 de los mayores de 9 años. En las zonas rurales, las diferencias son incluso superiores, ya que del total de escolarizados, los niños de 6 a 9 años suponían un 90,1 %, frente al 9,9 % de los mayores de 9 años.
Es decir, si la población total del término municipal se incrementó en un 14,5 % de 1887 a 1900, las cifras de escolarización entre una fecha y otra, descendieron de forma dramática, ya que lo hicieron en un 15,6 %. Por tanto, observamos una relación directa entre las estadísticas de desarrollo industrial en estos años, inversa a las de escolarización y presencia en las aulas. De modo que cuanto mayor es el número de trabajadores en la industria, menor es el porcentaje de escolarización, lo cual confirma desde otra fuente, la importancia del trabajo infantil en esta fase de la revolución industrial local.
Por el contrario, la calidad de la enseñanza sí debió evolucionar positivamente a lo largo de los años finales del siglo, sobre todo a causa de la penetración de las nuevas doctrinas pedagógicas, a las que nos hemos referido antes, en las que cuenta especialmente la labor que sin duda debió desempeñar Llorca y García en la ciudad junto a otros maestros interesados en las innovaciones pedagógicas, como Ramón Lagier Ferrández, que fundara la escuela de párvulos denominada Liceo Lagier con el deseo de que nuestra alta población tuviese un centro más de enseñanza de párvulos montado a la altura de los modernos adelantos.760
Gracias a los inventarios que se solían hacer cuando un maestro era sustituido, podemos saber con bastante exactitud cuáles eran los contenidos educativos, y los recursos pedagógicos con los que contaba cada escuela. No obstante, carecemos de series suficientes de dichos documentos para establecer un análisis de su evolución durante los últimos años del siglo. En cuanto a las diferencias entre las escuelas de niñas y las de niños, o escuelas urbanas y rurales, tampoco disponemos de un cuerpo documental que nos permita extraer conclusiones definitivas, aunque sí bastante aproximadas a la realidad de aquella instrucción pública.
Sig. 43-98. AHME.
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