Page 116 - Las Clarisas en Elche
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Siglo xx
En este mismo sentido, hay que destacar especialmente, el manto destina- do a la imagen de la Virgen de la Asunción de Elche, conocido, precisamente, como «de las Clarisas». Esta vestidura, de seda bordada en plata, fue terminada el 12 de febrero de 1931 y estrenada en la procesión del Domingo de Pascua del mismo año. El vestido está presidido por un bordado del Arca de la Alianza en referencia a la aclamación de María como Arca de la Nueva Alianza por haber contenido a Jesús. El manto, a su vez, se adorna con el monograma mariano con corona y media luna y con diferentes símbolos de la letanía con su corres- pondiente leyenda: Rosa mística, Torre de David, Estrella de la mañana, Espejo sin mancha, Ciudad de Dios, Fuente sellada y Puerta del cielo. Todo el conjun- to está profusamente ornamentado con jarrones, flores, lazos, rocallas y doce estrellas. La vestidura consta de traje, manto, dos mangas, dos sobremangas y dos sandalias, que presentan bordadas en sus suelas las palabras Assumpta est y Maria in cælum, respectivamente. Hay constancia de que los flecos originales de este manto fueron sufragados por Asunción Ibarra Santamaría. Actualmente, suele utilizarse para vestir a la imagen de la Virgen en las celebraciones extraor- dinarias de la Festa d’Elx del día 1 de noviembre de los años pares, en recuerdo de la proclamación del dogma de la Asunción de María por Pío XII en 1950.
Guerra Civil y posguerra
Los años de la II República Española (1931-1939) fueron escenario para la comunidad clarisa de una serie de graves sucesos que alteraron profundamente su vivencia cotidiana. Gracias a una Breve reseña de lo ocurrido a esta comuni- dad de Clarisas de Elche en los años de 1931 a 1936, sabemos que ya el 12 de abril de 1931, día de votaciones, se produjo confusión en la vida conventual al conocerse el probable triunfo de las fuerzas republicanas. El 14 de abril de 1931, indica la reseña, «fue proclamada la República y ya no tuvimos una hora de paz. Todas las noticias eran alarmantes pues en todo el pueblo se comentaba la salida de las monjas de clausura, que eramos, según ellos, inútiles para la sociedad».225
El 11 de mayo, dadas las noticias del asalto en incendio de iglesias y con- ventos en diversas ciudades españolas, la comunidad se puso en alerta ante los grupos que se formaron junto al convento, defendido por las autoridades loca- les. Sin embargo, al día siguiente, el capellán del monasterio, el Rvdo. Lorenzo Torres, dispuso el desalojo del mismo por orden del Ayuntamiento, que incautó el edificio. Las religiosas fueron ubicadas en diferentes domicilios particulares de la ciudad, quebrando una convivencia pacífica de más de cuatrocientos años.
225 Citamos por la transcripción de J. MIlláN RuBIo, op. cit., p. 601-609. 114

