Page 132 - Las Clarisas en Elche
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Siglo xxi
permanecido en su segundo convento. Fue concelebrada por siete sacerdotes, presidida por el vicario general de la diócesis Francisco Conesa y cantada por la Capella del Misteri d’Elx. Se recordó la larga trayectoria de las Clarisas en Elche y, especialmente, en el monasterio que ahora abadonaban, que, antes de volver a manos municipales, sería desacralizado, según decreto del obispo de Orihuela-Alicante, Rafael Palmero Ramos, para permitir el uso profano del mismo. La ceremonia congregó a una multitud de fieles que quisieron despedir- se de las religiosas, detalle que fue agradecido por la madre abadesa en nombre de la comunidad. La misma manifestó también que la jornada era un día de sentimientos encontrados: «por un lado estaban ilusionadas por el traslado a su nuevo emplazamiento, pero a la vez tristes porque dejaban atrás 150 años de su historia en el centro de Elche».250
Por la tarde, las hermanas clarisas salieron en procesión hasta la Basílica de Santa María donde depositaron una ofrenda de flores a la Virgen de la Asunción y rezaron ante ella. A continuación siguieron el camino para llegar al nuevo emplazamiento donde esperaban encontrar «la tranquilidad necesaria para su vida dedicada al Señor».251
La mencionada madre abadesa, sor Clara del Niño Jesús Juárez, comentaba a la prensa local en los días previos al traslado, que los vivían con mucha nos- talgia puesto que el edificio que iban a dejar, a pesar de su antigüedad, deficien- cias y falta de privacidad, albergaba muchos sentimientos de las religiosas «que han permanecido aquí durante 150 años y que han pasado muchas dificultades, sobre todo durante la Guerra Civil cuando se vieron obligadas a vender una parte del convento para restaurar los efectos del fuego. De hecho, la parte más antigua del edificio son los claustros y una zona gótica de la iglesia, porque el resto fue reconstruido». La comunidad, formada por once religiosas, de las cua- les sólo tres eran españolas, se dedicaba a la confección de fomas eucarísticas, lavado, almidonado y planchado de ropa y cualquier otro trabajo compatible con su función principal que es la oración. También puso de manifiesto la falta de vocaciones: «quizá hoy en día mucha gente tenga miedo del compromiso y ven nuestra vida como algo complicado y pasado de moda, aunque es vital encontrarnos con nosotros mismos. Precisamente, ser hermana de clausura es encontrarnos con nosotras mismas después de haber encontrado a Dios». E insistía en el enraizamiento de la comunidad clarisa con el pueblo de Elche:
250 José A. Mas, «Los ilicitanos arropan a las Clarisas en su despedida de la Merced», Información, 30-09-2007, p. 10. También, góMez oRts, «La última misa», La Verdad, 30- 09-2007, p. 7.
251 Ibidem.
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