Page 69 - Las Clarisas en Elche
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expresa la ordenanza de que pido se ponga copia de las que paran en este jusgado de la protectoría, ocurre en la villa de Elche, havía diferentes casas vendiendo bis- cochos, sequillos, asúcar fabricado y otros géneros. Y haviendo algunos maestros de dicha villa hecho instancia al alcalde ordinario de ella y exibido las ordenanzas, proveió y mandó serrar dichas casas y no vendiesen dichos géneros. Pero notisioso el alcalde maior, con orden contraria, según se me noticia y escrive por algunos de los maestros de dicha villa, dio permiso para que pudiesen vender, adiriendo a lo mismo los diputados. De modo que al presente estan vendiendo en diferentes casas, diferentes géneros de dulses, siendo una de ellas la de un cortante.122
Precisamente, se había denunciado la venta de bizcochos realizados por las monjas de Santa Clara fuera de su convento, acción que contravenía la mencio- nada ordenanza:
y atendiendo también a que los biscochos, que en algunas casas se han vendido años hase, los fabrican las monjas del conbento de Santa Clara de esta villa, sin que ninguno de los confiteros de ella sepa haserlos tales y tan buenos, y que sirviendo éstos como sirven, no solamente para el regalo de las gentes, dentro y fuera de dicha villa y sus arravales, sí también para el alimento de los enfermos de ambos comunes, que es el principal único fin que siempre se ha tenido de permitir que dichas religiosas los puedan vender en una u otra casa distante de dicho convento a beneficio de la causa pública (a que aspira la mente del señor juez de quien dimana dicho despacho, como se mira a su final) y conveniencia de los que a dicho fin los necesitan, pues los que apetesen para su regalo acuden a tomarlos en dicho conven- to [...] permitieron y mandaron que se continuase la venta de dichos biscochos en una u otra casa de la universidad de San Juan y esta villa, previniendo su merced a los diputados de la misma hisiessen que en ella se vendiessen dichos biscochos de las monjas para la utilidad y beneficio de los enfermos, por la grande distancia que ay de ella a la villa, comodidad de sus vesinos y qualidad de dicha especie en las ocurrencias que podían succeder, como es ordinario, a desora de la noche, todo ello por medio extraordinario, sin diligencias judiciales y sólo para precaber aquellos inconbenientes.123
122 AHME, Diligencias practicadas en la villa de Elche sobre la venta de bizcochos de las monjas de Santa Clara en casas particulares, a instancia del Colegio de Cereros y Confiteros de la ciudad de Valencia, 1769 (Sig. 48/9).
123 Ibidem. Sobre los bizcochos como alimento para los enfermos podemos ofrecer la siguiente referencia: «Estraña providencia por cierto: tener providencia de vizcocho para los sanos, y no haver para los enfermos pan, ni vizcochos» (Diego de MadRId, Vida admirable del phénix seráphico y redivivo Francisco, San Pedro de Alcántara, Madrid, M. Martín, 1765, vol. III, p. 209). También se incluyen los bizcochos entre los víveres necesarios para los enfermos y heridos de los hospitales militares en el Reglamento y ordenanza que deben observar los ministros y empleados en los hospitales que están establecidos y que se establecieren en las plazas, y asimismo en los que se ofreciere formar para el exército..., Vinaroz, Puchol, impresor del 2o Exército, 1814, p. 123.
Siglo xviii
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