Page 71 - Las Clarisas en Elche
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abejas no pueden fabricar sera ni esponjados, ni otras confituras, y son tantas las abexas que acuden, que, además de comerse la miel y el asúcar, causan molestia y algunas ofenden y hazen daño. Y como esto de tener colmenas dentro de la pobla- ción, por buen gobierno, está hinibido en Valencia, Alicante, y otras partes, supli- can a V. S. de hinibirlo para que se pueda trabaxar sin este perjuhicio...125
El Municipio tomó el acuerdo de prohibir la presencia de colmenas en la villa:
Ittem, al memorial presentado por el convento de monjas de Santa Clara, Diego, y Ginés Llofriu, sereros, acuerda dicho cabildo que en la crida ordinaria se añada capítulo prohibiendo que ninguna persona pueda tener dentro de la villa, y sus arravales colmenas de abejas en terrados ni en otras partes, pena de dies sueldos de cada colmena, y las colmenas perdidas, aplicadas éstas al ospital.126
Disciplina y oración
En 1753 el monasterio ilicitano se vio implicado indirectamente en un caso de disciplina conventual. En dicho año, dos monjas de la comunidad agusti- na de San Sebastián de Orihuela fueron sacadas por la fuerza de su convento y trasladadas al de la Encarnación de Elche por orden del obispo Juan Elías Gómez de Terán. El prelado castigaba así su constante alteración del orden co- munitario al no querer aceptar a la nueva abadesa que él mismo había elegido, alegando que no tenía la edad reglamentaria para ello.127 Un testigo presencial del traslado a Elche, declaraba,
que las dos religiosas extraídas, desde que salieron de la clausura de dicho con- vento estubieron con toda libertad, y sin que nadie las tocase, en la iglesia del refe- rido convento, de donde arribaron al coche, y subiendo primero dichas religiosas, sin ayuda alguna, la primera llamada sor Josepha Guerra, se quiso sentar al vidrio, y se le previno por el que declara, se sentase en la popa, lo que executó luego que su hermana sor Rosa, se lo previno, y ésta a su lado, y en seguida el testigo, y comissa- rio subieron, y se sentaron a mulas, en cuya forma caminaron, preguntando dichas religiosas, por las calles por donde transitaban, por algunos de los que havitaban en algunas casas: y haviendo arribado a la hermita de Sr. San Antonio Abad, extramu- ros de esta dicha ciudad, insinuaron dichas religiosas, querían baxar, y bever agua, a lo que assintió luego dicho comissario, y haviendo baxado del referido coche, se pasearon por enfrente de dicha hermita, y su pórtico, hasta que salió un religioso
125 AHME, Memorial, Libro de cabildos de 1724 (Sig. a/68).
126 Ibidem (Vid. P. IBaRRa RuIz, Compendio..., p. 7-8).
127 Ya dimos noticia de estos acontecimientos en nuestro artículo «Algunes cartes de Juan Elías
Gómez de Terán, bisbe d’Oriola, conservades a l’Arxiu Secret Vaticà (1740-1755)», Revista del Vinalopó, 8 (2005), p. 149-171.
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