Page 18 - Con Olor a Hierro - Charo Martinez
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PRIMEROS RECUERDOS
1947, fue el año en que yo nací, y menos mal que fue en Mayo, un mes bonito, mes de las flores, mes de María, como decían cuando iba al colegio, porque maldita la gracia que le hizo a nadie el que yo naciera. Sólo hubiera faltado que fuera de noche, hiciera frio y estuviera lloviendo.
Desde siempre, estoy convencida de que todo lo que he conseguido en la vida ha sido a la fuerza, quiero decir, poniendo todo mi empeño, toda mi cabezonería y toda la carne en el asador. ¿Qué tenía de malo que hubiera sido una hija deseada de una pareja normal y feliz?, pues no, esa circunstancia la vida me la negó.
Hasta nacer, mi padre puso todas las pegas posibles para que yo no viniera al mundo. Las cosas no podían estar más en contra, sobre todo por “el qué dirán”, eso era muy importante en la vida de mi padre, pero, mi madre, aunque sólo fuera por espíritu de contradicción, se empeñó en tenerme. Años después utilizó muchas veces ese hecho como arma arrojadiza contra mi padre para enfrentarlo conmigo.
Yo nací en casa de mi abuela materna Mercedes, en el barrio de las Carolinas, en Alicante, una pequeña casa de alquiler donde vivía con sus hijos, tenía seis, dos chicas y cuatro chicos. La casa era muy humilde, igual que el barrio e igual que mi abuela y sus hijos.
Mi abuela era un encanto de mujer, siempre la recordaré muy menudita y delgada, analfabeta pero muy prudente al hablar, tranquila y limpia. Siempre olía a colonia fresca. Sus incontables porrazos la llevaban al Hospital Provincial una y otra vez. Recuerdo que cuando yo era pequeña, de vez en cuando venía a visitarnos a Elche y se desvivía por atenderme. Me hacía tortillas a la francesa, suaves, esponjosas, buenísimas, que no se podrían ni comparar con las que me hacía mi madre, secas o nadando en aceite. Yo me preguntaba ¿por qué llevará siempre mi abuela alguna herida o algún vendaje?, lo descubrí al cabo del tiempo...
Me parece que me estoy yendo por los Cerros de Úbeda. La cuestión es que nací en casa de mi abuela porque esos días mis padres tuvieron bronca y mi madre pronunció esa frase tan dolorosa para mí y que luego escuché tantas veces. - ¡Pues me voy a Alicante! -
Cuando nací, asistido el parto por mi abuela y una comadrona, no hubo ningún problema porque mi madre era muy joven, sólo tenía 21 años, pero mi padre no estuvo presente.
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