Page 132 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
facilidades para ser condenados a muerte. El comentario del cronista se refería también a que desfilaron ante el tribunal “el panzudo burgués, el militar retirado, el jesuítico clerical...”, a la vez que se hacía desde el periódico un llamamiento implícito a la última pena: “(...) jueces populares saben cual es su sagrada misión en estos momentos difíciles de purificar la sociedad y de amputar los miembros de la misma...”.
Tras la suspensión del juicio por la sustitución del magistrado Julián Santos por Enrique Griñán, se reanudó el lunes 21 de septiembre con la ratificación de las declaraciones de los procesados y la intervención de cuatro testigos del fiscal –todos ellos militantes comunistas y tres de ellos incluidos en la Causa General como sospechosos de participación en numerosos paseos–. Todos ellos declararon haber vigilado, por encargo del PCE, los domicilios de Leandro Soler Román y de Manuel Safón Santamaría y confirmaron las reuniones entre algunos de los procesados y la acusación contra ambos como supuestos jefes de una conspiración que, en todo caso, no se materializó en ningún hecho concreto. A continuación, las defensas renunciaron a las pruebas que habían propuesto previamente. Tan sólo un procesado –Antonio Manzanera– recibió una certificación de Unión Republicana de Elche en la que se hacía constar la pertenencia del procesado al Partido Republicano Radical Socialista entre 1931 y 1934, certificado que bien pudo servirle para salvar su vida. La sesión continuó con las conclusiones del fiscal en el sentido de que Soler y Safón eran los jefes y que las reuniones se habían producido, conclusiones que fueron negadas por los defensores. El Día ensalzó la intervención del fiscal Sánchez Bohórquez: “(...) informe magnífico (...) lleno de pasión revolucionaria y de fe antifascista (...) en estos momentos no se puede en la retaguardia usar de tibiezas ni de misericordias (...)”. El cronista comparó además el comportamiento de los procesados por los hechos de octubre de 1934 que sí confesaron haber participado en aquella revolución frente a estos procesados que lo negaban todo.56
Los dos abogados defensores, Ramón Campo Puig y Ramón Campos Carratalá, después de saludar al Tribunal y a los Jurados, reconocieron que defendían contra su voluntad –una manera de curarse en salud era no demostrar entusiasmo precisamente– pero que no existían pruebas fehacientes por lo que pidieron un veredicto de inculpabilidad. A continuación, el Tribunal se retiró para redactar el veredicto y se suspendió la sesión hasta el día siguiente.
Por fin, el día 23 de septiembre comenzó la última sesión del juicio. Se inició con la protesta de uno de los procesados, Manuel Alcaraz Mora, al declarar que era
56 El Día, Alicante, 22 de septiembre de 1936.