Page 21 - Elche en guerra 1936-1939
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Introducción
callejero. Por citar algunos nombres: Manuel Rodríguez Martínez, Francisco García Alberola, Ginés Ganga Tremiño, Antonio Asencio Lozano, Rita García, Jacinto Alemañ o Pascual Torres Aznar, entre otros muchos a los que se podría recordar. Ninguno de los ilicitanos fusilados en la posguerra tiene dedicada una calle y, aquí también, en ciertos casos, sería tan absurdo históricamente como algunas de las calles rotuladas durante el franquismo, porque la argumentación que hacíamos sobre las víctimas de la guerra sirve también para las víctimas de la posguerra: desde militantes de la izquierda que defendieron con la mayor dignidad las ideas que profesaban a auténticos criminales de guerra cualquiera que fuera el carné político o sindical. Desde nuestro punto de vista, dedicarle una calle a un señor que mató quince o veinte veces de la manera más cobarde posible no sería sino otra aberración, de tamaño semejante a dedicarle una calle a Martínez Anido, pongamos por caso.18
Otro lugar para la memoria de la guerra civil es la basílica de Santa María. Como es sabido, desde su reconstrucción en los años cuarenta se ha mantenido una mancha negra –en la cornisa izquierda de la nave central– como recuerdo de la quema de la basílica el 20 de febrero de 1936. Las discretas peticiones que se han venido haciendo para eliminar dicho recuerdo han topado siempre con la negativa de la autoridad competente, preocupada posiblemente por el efecto negativo que causaría entre parte de la feligresía. La basílica cuenta también desde este año 2008 con una pequeña cripta –situada en el crucero– con los restos mortales de un ilicitano fusilado en Alicante, Manuel Vicente Pastor, restos a los que se les ha añadido los de su esposa, Magdalena Linares Pastor, considerada también como víctima aunque no lo fuera de ninguna de las maneras, más allá de padecer el dolor por la muerte violenta de su esposo.19
18 Para acabar con el asunto del callejero, recordaremos aquí brevemente la polémica mantenida en el año 2008 entre el equipo de gobierno y la oposición del Partido Popular en torno a dedicar una calle al último alcalde del franquismo, Vicente Quiles Fuentes. Don Vicente, más papista que el Papa, convirtió su propio entierro en su último acto político, envuelto su ataúd con la bandera preconstitucional. Se podría tomar tal gesto como una tácita renuncia a cualquier reconocimiento y un notable desprecio hacia todo lo que vino después de su mandato. Es probable, pensamos, que con el tiempo se le pueda recordar con una calle entre otras razones porque un sistema democrático cuenta siempre con bastante más grandeza moral que una dictadura, pero también es cierto que con su proverbial tozudez no lo puso precisamente fácil. En cualquier caso y si se nos permite el consejo, no estaría mal que los partidos políticos presentes en el Ayuntamiento llegaran a un consenso previo en estos casos antes de poner en circulación nombres y apellidos que, con calle o sin ella, merecen todo el respeto, tanto si los candidatos están muertos como si no lo están.
19 Los restos mortales de Manuel Vicente Pastor y de su esposa fueron exhumados el 25 de enero de 2007 para iniciar el proceso de beatificación de ambos. Manuel Vicente Pastor fue fusilado por
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