Page 313 - Elche en guerra 1936-1939
P. 313
Los discursos políticos
la lectura de Claridad –controlado por Largo Caballero– y no tanto de El Socialista, en manos de Prieto y de la corriente centrista del partido. El análisis certero de Helen Graham142 acerca de la izquierda socialista es aquí perfectamente aplicable: los bolchevizadores del PSOE se movían a estas alturas en una revolución siempre abstracta, repleta de incoherencias teóricas y alejada de la realidad española que giraba entonces entre un golpe militar a medio preparar y un gobierno republicano que trataba de recuperar el marco reformista del primer bienio en medio de un ambiente explosivamente reivindicativo. El texto anterior, además, parece más propio de un periódico comunista y de un partido, el PCE, que acabaría practicando una política de masas y haciendo posible una afiliación masiva a base, por utilizar de nuevo una expresión de la profesora Graham, de un centrismo camuflado procedente de la estrategia de Frentes Populares de la Komintern.
En el mismo número de El Obrero, el número 500 y de lo que no se hizo referencia alguna, el semanario editorializaba sobre dos asuntos significativos (como colofón se hacía un homenaje a Ernest Thielmann, encarcelado por los nazis): el primero, la llamada de Largo Caballero a la CNT para marchar conjuntamente con la UGT en un tono claramente de reproche porque, suponemos, los socialistas locales debían tener muy claro que la CNT no se iba a dejar absorber por la UGT, a diferencia de otras experiencias anteriores (el PCE en cambio si había dejado morir una central sindical propia, la Confederación General del Trabajo Unitaria, de nula implantación, a favor de la UGT. Sólo que con la JSU la operación le salió redonda). El segundo tema se refería a Indalecio Prieto con el título de “Prieto se ha equivocado de nuevo” y, prácticamente, se le invitaba a abandonar el partido:
“(...) Prieto es partidario y desea la participación socialista con el Gobierno. Ni es nuevo este criterio suyo, ni sorprenderá a nadie. Estas ‘concepciones socialistas’ de Prieto son antiquísimas en él. La nueva etapa de ilusiones democráticas las ha revivido en su pensamiento. Su ánimo se ha visto mellado por los deseos colaboracionistas. Ni la aleccionadora experiencia del primer bienio, ni la capacitación gradual que ha ido adquiriendo el proletariado español en estos últimos tiempos, y particularmente des- pués de la insurrección de Octubre, cuentan para nada en la visión que debe tener un líder proletario. Prieto desconoce esto. O lo oculta deliberadamente. Querer colaborar con la pequeña burguesía cuando es esta la que ha ido a remolque del proletariado en las últimas elecciones –esto evidencia su inferioridad– supone no tener confianza en la capacidad creadora de éste ni en la misión indeclinable que le corresponde realizar
142 GRAHAM, Helen, op. cit., especialmente la primera y segunda parte: “La lucha por el control de la organización nacional del PSOE 1934-1936” y “La izquierda socialista en el poder, 1936-1937”.
313