Page 324 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
abrumadora como cabría pensar. La asamblea tomó tres decisiones: la primera, acerca del acuerdo del Comité Nacional de declarar “perjudicial y escisionista” al periódico Claridad (controlado por los seguidores de Largo Caballero, frente al Comité Nacional y a la Comisión Ejecutiva en manos de los seguidores de Prieto). Pues bien, votaron a favor del Comité Nacional 42 afiliados (29,3%) y 65 en contra (45,4%), con lo que otros 36 militantes (25,1%) se abstuvieron. Por lo tanto, encontramos tres grupos: caballeristas, prietistas y un buen número que o no tenían opción o rechazaban la división imperante. Por lo tanto, en la única ocasión en la que los caballeristas pudieron demostrarlo, no alcanzaron ni siquiera el 50% de la militancia socialista ilicitana a pesar, insistimos, de lo que en El Obrero puede leerse con frecuencia.
En la segunda cuestión, la elección de los cargos vacantes o por defunción de la Comisión Ejecutiva tal y como el Comité Nacional había acordado, la Agrupación Socialista ilicitana sí fue en esta cuestión más rotunda a la hora de elegir a Largo Caballero como presidente (99 votos frente a los 43 del candidato prietista Ramón González Peña). La Agrupación, en contra del criterio del Comité Nacional, decidió votar por una nueva Comisión Ejecutiva al completo y no sólo las vacantes. La nueva Comisión Ejecutiva elegida por los socialistas ilicitanos fue la presidida por Largo Caballero y por sus hombres de confianza (Álvarez del Vayo, Enrique de Francisco, Wenceslao Carrillo, Luis Araquistain o Rodolfo Llopis, entre otros). Los que en el primer punto no votaron fueron en esta cuestión de la mano de los caballeristas mientras los prietistas mantuvieron tan sólo 43 votos. Por fin, respecto a la reivindicación formulada por el propio Largo Caballero de convocar un congreso extraordinario que le permitiera controlar por completo el partido, hubo 102 votos a favor y, de nuevo, 43 en contra. El corolario de la asamblea es el liderazgo indiscutible de Largo Caballero pero también la existencia de una significativa oposición al menos en la manera en que se estaba conduciendo la política interna. Sin embargo, El Obrero contaría el resultado de la asamblea sin citar el número de militantes presentes y obviando las diferencias. Según el semanario todo se aprobó por “abrumadora mayoría”.156 Lo curioso del asunto es que justo un año después, en mayo de 1937, tras la dimisión del gobierno de Largo Caballero, tendrían que ser los cenetistas ilicitanos los que defendieran su política mientras los socialistas consideraban inoportuno plantear tal cuestión.
156 El Obrero, 21 de junio de 1936, n. 509. “La asamblea del domingo. Hacia la celebración del Congreso Extraordinario del Partido”. Sin firma.