Page 366 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
pues, de crecientes dificultades para una administración local cada vez más reducida y desmoralizada.
El mayor esfuerzo del año 1938 se centró en poner en marcha una red de una docena de refugios por toda la ciudad con trabajadores a los que el Consejo Municipal trató una y otra vez de “sobrealimentar” o, más bien, asegurarse que recibían la alimentación mínima para poder trabajar. El 16 de febrero el alcalde propuso al Comité Local de Defensa Pasiva un impuesto especial para la construcción de refugios y el día 23 anunció la finalización del plazo de admisión de trabajadores voluntarios y el comienzo de las obras. De nuevo fue el PCE el que con mayor entusiasmo participó en el proyecto con la idea de los llamados “domingos rojos” con el fin de que se incorporaran el mayor número de voluntarios. El 13 de marzo el semanario Adelante informaba de la puesta en marcha de 10 ó 12 refugios y que para ello la Junta Local de Defensa Pasiva había creado impuestos sobre cafés y cines, comercio, empresas, bancos e, incluso, hasta en las cartillas de racionamiento. Se inició también otra campaña más de recogida de donativos tanto por el Consejo Municipal como por Socorro Rojo Internacional –casi 7.000 pesetas recaudadas durante el mes de marzo–. Hubo también peticiones desde el semanario comunista Elche Rojo para que los presos políticos fueran llevados a trabajar –a finales del mes de junio quedaban encarcelados en Elche 39 hombres y una mujer–. Los trabajos continuaron entre febrero y mayo. El 1 de junio la Junta Local de Defensa Pasiva comunicó que ante “las pésimas condiciones alimenticias” de los trabajadores que intervenían en la construcción de refugios, se corría el peligro de paralizar las obras. De nuevo se aconsejó entonces una “sobrealimentación”. El alcalde informó además que faltaban materiales como cemento y madera. Por ello la Junta Local de Defensa Pasiva pidió entonces permiso para talar palmeras y construir las galerías de los refugios. Al Consejo Municipal no le quedó más remedio que autorizar la tala de palmeras secas “ajustándose a los trámites legales”. El ex alcalde y en estos momentos consejero Manuel Rodríguez Martínez felicitó al capitán de ingenieros Valeriano Jiménez como responsable técnico y propuso que la construcción de refugios se convirtiera en un trabajo popular, con castigos a los que no colaboraran y con el ruego a las fábricas para que no hicieran sonar sus sirenas para que, en el caso de agresión de la aviación, sonara una única sirena de alarma y se pudieran organizar brigadas de barrios. El consejero comunista Belmonte Rovira aprovechó la ocasión para informar que su partido era el único que había proporcionado una brigada de trabajo. El 8 de junio el alcalde se quejó porque seguía intentando conseguir la “sobrealimentación” y había tenido que escuchar “comentarios incorrectos”. En la misma sesión de nuevo Belmonte Rovira denunció que ya no se trabajaba los domingos y hasta hubo una petición por parte del consejero de Izquierda Republicana Guilabert Bernad para que se utilizaran los presos políticos del campo de Albatera. Por parte de la CNT, el consejero Ginés Maciá Antón pidió































































































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