Page 404 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
militares, los señoritos y maleantes, unidos todos en armas contra la República y la clase trabajadora, para conseguir sus objetivos, han fusilado a todo obrero izquierdis- ta, a su compañera e hijos. ¡Tengámoslo en cuenta a la hora de la justicia!”.
“En toda Europa han sido acogidas con simpatía las declaraciones de don Ángel Ossorio y Gallardo y los testimonios de adhesión y afecto que a diario dedican al Go- bierno y a las fuerzas leales los católicos sinceros de toda la Península.
Nos complace este justo reconocimiento. Sobre todo porque responde a la verdad y refleja justicia en la apreciación. Nosotros –esto es, España, la España que piensa, trabaja y combate– no atacamos a los que creen, sea cual fuere la índole de su fe. Res- petamos por encima de todo a los católicos honrados, hijos del pueblo. En ellos hemos pensado con amargura cuando hemos visto las iglesias convertidas en fortalezas de los traidores y a los curas sin entrañas haciendo fuego contra sus hermanos.
El mundo entero sabe por qué luchamos. Y porque lo sabe, suman millares de católicos que nos ayudan con su solidaridad y su entusiasmo”.228
“En todo el territorio español no debe quedar ni un fascista, ni un monárquico, ni un carlista, ni un burgués, ni un ‘cristiano’, ni un militar de los que han convertido a España en una inmensa charca de sangre humana, llena de dolor y lágrimas del pueblo generoso y trabajador. ¡No más traidores asesinos!”.229
“Dramáticos episodios de la sublevación de Zaragoza. Los facciosos han fusila- do a más de ¡¡CUATRO MIL!! camaradas nuestros. Episodios de terror. Los semina- ristas ordenan los crímenes. Intento de asalto a los cuarteles. Una procesión disuelta por un avión leal al Gobierno. La barbarie y la crueldad, desatadas”.230
“El 14 de septiembre, en su fastuosa residencia de Castel-Gandolfo, el Papa pro- nunció ante 500 refugiados reaccionarios de España el discurso que la prensa fascista de todos los países había anunciado con gran estrépito.
Con este discurso, el Papa contraía una gran responsabilidad: la de hacer parti- cipar oficialmente al Vaticano en la guerra civil de España en favor de los generales fascistas, perjuros y traidores a su patria, y contra el generoso pueblo de España, cuyo único ‘crimen’ es el de defenderse valientemente contra la agresión de los generales que habían jurado defenderle (...).
El Papa insistía sobre el hecho de que algunas iglesias habrán sido incendiadas, pero no decía que el alto clero ha transformado esas ‘casas de Dios’ en depósito de
228 Ambos textos en El Obrero, 30 de agosto de 1936, n. 518. El primero un suelto sin firma y el segundo titulado “Están con nosotros los católicos honrados”, también sin firmar.
229 El Obrero, 6 de septiembre de 1936, n. 519. Sin firma.
230 El Obrero, 11 de octubre de 1936, n. 524. Sin firma.