Page 86 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
las sucesivas movilizaciones, ausencias de los mismos a las sesiones municipales, bajas habituales de funcionarios (secretario, interventor, arquitecto, aparejador, archivero... al margen de los encarcelados). Horarios de trabajo incumplidos, jornadas en algunos casos inferiores a las dos horas diarias, negociados como el de obras prácticamente paralizados, reorganizaciones constantes y, en definitiva, todo un cúmulo de deficiencias que se convirtieron en la norma habitual. Si los cuatros semanarios locales insistían una y otra vez en el esfuerzo imprescindible de la retaguardia para ganar la guerra, la realidad diaria del Consejo Municipal indicaba justamente lo contrario.
La crisis de mayo de 1937 y el final del proyecto político del gobierno Largo Caballero fueron contemplados desde el Consejo Municipal de forma sorprendente. En la sesión celebrada el 26 de mayo, el representante en el Consejo de la CNT, Mariano López Giménez (secretario general local de la CNT y de la FAI) se quedó solo defendiendo a Largo Caballero, a pesar de una Agrupación Socialista local que siempre se había sentido caballerista: “...La genuina representación de la clase trabajadora española se hallaba personificada en el camarada Largo Caballero (...) todos los obreros debían pronunciarse en este sentido para salir al paso de cierta campaña de desprestigio que contra el referido camarada Largo Caballero se hace...”. Naturalmente, era un llamamiento al Partido Socialista para que se pronunciara contra la cada vez mayor influencia comunista en la España leal. La contestación por parte del alcalde Hernández Rizo fue sintomática: “...sin desconocer las cualidades de Largo Caballero, estimamos inoportuno el planteamiento de la cuestión por lo que pudiera suponer de disentimiento del actual Gobierno de la República”.
Por otra parte, la guerra creó una multiplicidad de organismos locales hasta el punto que el Frente Popular –presidido siempre por el propio alcalde– acabaría convirtiéndose en una especie de segunda Corporación. Si el Ayuntamiento tradicional tenía entonces en nómina 172 trabajadores municipales con unos salarios anuales –mayo de 1937– de 576.968,35 pesetas, es decir, salarios diarios entre cuatro y siete pesetas, siendo los más altos los del arquitecto municipal con 6.000 pesetas anuales, el archivero municipal con 5.000, frente a las 2.500 pesetas del médico del Hospital Municipal. Por tanto, la creación de nuevos organismos no hizo sino aumentar el número de funcionarios, los gastos y, en definitiva, la ineficacia. No encontramos ningún sentido a que los organismos que analizamos a continuación se formalizaran al margen del propio Consistorio.
El 5 de agosto de 1936 se creó la Junta de Auxilio Familiar formada por los industriales Vicente Sansano Fenoll, Manuel Lucerga Sánchez, Juan Pérez Soto y Antonio Ibarra Peral y los socialistas Juan Pomares Castaño –presidente de la Agrupación Socialista- y el alcalde Manuel Rodríguez Martínez como presidente