Page 34 - 180 años de Periodismo en Elche
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 ducidas y, por lo general, satíricas, ya que la sátira es habitual que se haga en dicha lengua, por la sencilla razón de que los pe- riodistas saben que, de ese modo, conectan mucho más con los lectores. Sin embargo, casi nunca se sobrepasa este nivel e, inclu- so, las pocas manifestaciones que hemos podido recoger sobre dicha cuestión nos ponen en evidencia el rango que se con- cede a la lengua del propio país. El ejem- plo sin duda más significativo es el de EL BOU, un semanario mayoritariamente es- crito en valenciano, pero que cuando deja de hacer sátira, cuando escribe «en serio», utiliza el castellano. Su definición en torno al tema no se ajusta a la realidad:
«...EL BOU es un periòdic satiric, perque al punt que han arribat les coses en este poble, no es posible tocales en serio, perque axo fa- ria riure als que mos manem...
Tan sols tocarem en serio y per lo tant en castellano fino, tot alló que per la segua impor- tansia convinga ser llechit per tots els pardals grosos que roem per España, als que parlarlos en valensiá, seria lo mateix que parlarlos en chino...» (El Bou, 8 de julio de 1894).
Sin embargo, a quienes en realidad iba di- rigida la publicación —a los dirigentes del partido liberal encargados de la administra- ción municipal—, es claro que perfectamente podían entender en valenciano las críticas a su gestión. Por otra parte, es sintomático que los pésames se dan en castellano.
En algunos casos, los periódicos suelen, en su presentación, definirse sobre la len-
gua que van a emplear o, también, algún colaborador puede expresarse al respecto. No hemos encontrado muchas opiniones pero algunas son significativas. Por ejem- plo, los semanarios socialistas que, en esta cuestión, mantuvieron una actitud muy similar al conjunto de los periódicos ili- citanos, es decir, de bilingüismo aunque marginal para el valenciano, se manifiestan curiosamente:
«Los socialistas debemos ser partidarios de universalizar la lengua, como pretende- mos universalizar la patria. Ambas cosas contribuirán grandemente á ir haciendo desaparecer el odio que todavía se sien- te de pueblo a pueblo, de región á región, de nación á nación y de raza á’ raza. Y si esto es así como indudablemente se ha- brá de reconocer, nada más lógico que los trabajadores todos y muy especialmente los socialistas, aboguemos porque en Es- paña al menos por ahora, no se hable ni se escriba otra lengua que la castellana» (Trabajo, 6 de diciembre de 1908).
Posición ésta fruto, como decíamos, de un colaborador que no se vuelve a dar en los sucesivos semanarios de carácter socialista y, desde luego, que no practicarán los propios militantes en sus publicaciones, pero que, de cualquier forma, nos parece sintomática por ser la única vez que hemos hallado una definición socialista en torno a la cuestión. Relacionada con ella está la intención de es- timular el conocimiento del esperanto:
«Es preciso que todo el mundo y la clase obre- ra en particular, vea con simpatía la necesidad
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