Page 11 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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 Llibre Major de reparto de las aguas de riego, 1470. Fondo del Archivo Histórico de la Comunidad de Propietarios de las Aguas de la Acequia Mayor del Pantano de Elche, depositado en el Archivo Histórico Municipal. Fotografía: Jaime Brotons.
natural de las aguas del río por el efecto de la evaporación solar y por la existencia de pequeños manantiales salobres en el interior del vaso. Cedido en 1842 por el Ayuntamiento a los propietarios de las acequias Mayor y de Marchena, la última gran actuación se produjo en 1902: desviar las aguas del río, evitando su entrada al embalse. Su importancia económica se redujo sensiblemente con la traída de aguas alóctonas, entrando en una lenta decadencia.
El pantano supuso el aporte de nuevas aguas para el riego. Desde su edificación, y hasta la cesión de la presa a los propietarios, este recurso suplementario fue administrado por la autoridad pública, que participaba en el mercado del agua procediendo a la venta diaria del derecho de uso, como hacían los propietarios. De este modo, se distinguía entre el “agua sencilla”, la que pertenecía a los titulares, y el “agua doble”, la que se ponía a la venta cuando el embalse acumulaba aportes por lluvias o por excedentes río arriba.
Tenemos información sobre el agua doble, de manera más o menos continuada, desde 1675 hasta 1802, con una serie de volúmenes que reúne diversos años, hasta 1772, y, a partir de esta fecha, relaciones anuales. Forma parte del Archivo de la Comunidad de Propietarios de las Aguas de la Acequia Mayor del Pantano de Elche, actualmente depositado en el Archivo Histórico Municipal, y se trata de registros de las ventas, donde se pueden seguir las actuaciones realizadas. Dichos registros constituyen, además, incidiremos en ello más adelante, un material de primera mano sobre el precio del agua de riego durante esos años.
La denominación “doble” hacía referencia al volumen, contabilizado en “hilos”1, que había de dejarse salir por la paleta o conducto del pantano hacia los canales de distribución: el agua “sencilla”, que pertenecía a los propietarios, y el mismo volumen -o hilos- que constituía el “doble”.
Un funcionario, el “pantanero”, a cuyo cargo estaba la vigilancia del pantano, debía comparecer ante las autoridades siempre que se produjera la entrada de agua en el embalse. Eso hizo, por ejemplo, dicho funcionario, el 31 de marzo de 1780, cuando por la mañana, habiendo registrado en la madrugada de este día las aguas del pantano... como hace todos los días en cumplimiento de su obligación”, se presentó en el Ayuntamiento para comunicar el aumento del volumen en el vaso de la presa y los días estimados en que se podía proceder a la venta.
El pantanero también indicaba cual era, a su parecer, el origen de los aportes. En una mayoría de casos subidas del volumen por lluvias en el término o sus alrededores. A veces, el agua procedía de las poblaciones del valle del Vinalopó, de las fuentes propias de la villa, aguas que vierten naturalmente al río. Así, el 9 de junio de 1778, comparecía el pantanero, Manuel Aznar, y declaraba que “habiendo dado la vuelta al pantano hasta la entrada de las aguas del mismo, había advertido que
“Que suelte el doble en ora regular”: El proceso de la venta.
  


























































































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